¿Tienes un gato sano?

Mascotas

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Quizá no sea la primera vez que decides tener una mascota, y quizá estas líneas no se dirijan expresamente a ti, que ya tienes experiencia en los cuidados de una. Si es así, enhorabuena, puedes dejar de leer. Ahora bien, todo esto te va a resultar de interés si has dado el paso de comprar un animal de compañía, y en particular, si has decidido tener un gato en casa. 

Las mascotas acompañan, dan cariño (tanto como el que reciben por parte de sus propietarios), se convierten enseguida en un miembro más de la familia, y como tal, son merecedoras de los cuidados necesarios para asegurar su bienestar y su felicidad. Además, existen estudios que aseguran que tener un gato en casa es beneficioso para nuestra salud, por lo que vamos a detallar a continuación qué pistas nos ofrecen estos felinos para detectar sus problemas de salud. 

Los gatos han desarrollado una habilidad muy especial para esconder sus dolencias, y esto es algo que debemos aprender a detectar, ya que alguna de estas dolencias puede llegar a convertirse en una enfermedad grave. Hay señales que son muy obvias, cuando vemos que nuestro gato no deja de toser, o estornuda más de lo que puede resultar normal, o jadea de forma que nos parezca poco habitual, todas estas son señales claras que no son difíciles de detectar. Otras señales son más sutiles, pero pueden estar escondiendo el inicio de una enfermedad. Por ejemplo, si se muestran reacios a jugar con nosotros, o a hacer ejercicio y moverse en búsqueda de ese juguete con el que tanto le gustaba jugar. Cuidado con estas indicaciones, porque en el caso de los gatos pueden estar asociadas a un problema de salud.

¿A qué debemos prestar atención?

Por suerte, no todo es tan sutil, ni tan difícil de detectar. Con simples exámenes visuales sabremos si existe un problema de salud en nuestro gato. En la cabeza, debemos prestar atención a sus ojos, ya que no deben tener legañas o secreciones que les impidan el cierre correcto, ni debe apreciarse que se han quedado nublados, o rojos. Estos mamíferos tienen además lo que se conoce como un tercer párpado, que debe poder replegarse sin problemas hacia la nariz. En el caso de que no se repliegue con facilidad, podemos encontrarnos con una infección que debemos curar lo antes posible. Respecto de la nariz, hay que notar al tacto que se encuentra húmeda y fría, si bien durante el sueño puede que detectemos algo más de calor. Esto es normal, no hay de qué preocuparse. Sus bigotes deben ser largos y parecer iguales lado a lado; en el caso de perderlos por el motivo que fuese, ya fuese una quemadura o un corte accidental, el gato no debe salir hasta que le vuelvan a crecer, ya que son sus instrumentos de medida de distancias y mantenimiento del equilibrio. La boca no debe presentar mal olor, y las encías deben tener un color rosa, sin presentar inflamaciones. El mal olor puede ser causado por el sarro en los dientes, una situación que en los gatos es habitual. Las orejas tampoco deben oler mal, y deben tener un color rosa pálido, sin necesidad de que exista un exceso de cera. Si detectamos que nuestro gato se rasca las orejas continuamente debemos prestar atención a la existencia de ácaros del oído, situación que va a requerir un tiempo de tratamiento prolongado. 

También debemos prestar atención a su pelaje; el pelo debe ser suave, y debe ser brillante, que podamos estar orgullosos de lo bonito que luce nuestro gato. Si encontramos calvas en el pelo o si cuando lo acariciamos notamos que pierde pelo de forma excesiva, debemos consultar al veterinario, ya que podemos estar ante un problema de parásitos, o un problema de hongos. Los parásitos pueden ocasionar también espirales o bolitas en el pelo, y podremos detectar estos parásitos no solo al acariciar nuestro animal, sino examinando sus deposiciones, en las que no debemos encontrar puntos claros, ni lombrices. Si fuese así, el veterinario nos indicará el mejor tratamiento para desparasitar nuestro gato. 

Hay que eliminar la creencia popular de que un gato gordo es un gato que se encuentra bien cuidado y feliz. Cuando miremos a nuestro gato debemos observar una proporción entre la cabeza y el cuerpo, y si lo acariciamos y notamos que la barriga le cuelga en exceso, puede ser una señal de que tiene un exceso de peso que hay que cuidar. El peso de nuestro gato debe estar entre los 2 kilos y medio y los 5 kilos, salvo excepciones según qué razas de las que seguro nos hablarán al comprarlo, y cuidar de su peso evitará que pueda desarrollar otras enfermedades que tengan que ver con sus extremidades o con su respiración. Pero ojo, tampoco demos el paso al otro extremo. Una pérdida de peso excesiva también puede ser señal de una enfermedad. En este sentido debemos prestar atención a posibles cambios en sus rutinas alimentarias que procedan de una pérdida de apetito, o como señalamos anteriormente, si sus deposiciones cambian de color o pierden consistencia, así como si maúllan al orinar, todas estas son señales que pueden estar indicándonos que nuestro gato no está sano. Es el momento de llevarlo al veterinario para un examen profesional. 

Una creencia más que debemos eliminar es la que nos dice que los gatos son poco cariñosos, o solitarios e independientes. Es cierto que les gusta tener su propio espacio, y que debemos encontrar ese espacio, a ser posible al lado de esa ventana por la que tanto les gusta mirar al exterior para que el gato se entretenga y se encuentre cómodo en casa, pero no es menos cierto que agradecen los mimos, les gustan las caricias, en particular detrás de las orejas y a los lados de la nariz, y por supuesto les gusta que se les hable de forma cariñosa. ¡A quién no!

No olvides revisar la póliza de tu seguro de hogar, ya que algunos incluyen en sus coberturas la atención veterinaria de nuestros amigos de cuatro patas. También puedes optar por los servicios veterinarios o por un producto específico como el seguro de mascotas.

Como siempre, es importante la prevención para mantener a nuestro gato sano. La vacunación y las visitas de forma regular al veterinario serán la mejor acción preventiva para asegurarnos de que nuestro querido gato se encuentra sano y sigue ronroneando de placer cuando le acariciamos.