¿Sabes qué es la amaxofobia y si la padeces?

Hombre agarrado fuertemente al volante de su coche con cara de miedo Automóvil

Aunque muchos no lo confiesan, cada vez son más los conductores que optan por aparcar el coche de forma permanente. Las causas son variadas y algunas, como el estrés, la ansiedad, las presiones familiares o una mala experiencia en la carretera pueden provocar un miedo irracional y persistente a conducir.

Según un estudio realizado por la Fundación CEA (Comisariado Europeo del Automóvil) la ansiedad en la conducción podría afectar a uno de cada cuatro conductores en España, siendo mayor el porcentaje entre las mujeres que entre los hombres (aunque por la mínima, un 55% frente a un 45%).

Es normal sentir nerviosismo en los inicios al volante de un vehículo, tanto en las primeras clases prácticas como al estrenarse por fin como conductor novel. Sin embargo, cuando el miedo a conducir es intenso, irracional y persistente, llegando incluso a producir pánico y bloqueos, estamos hablando ya de un trastorno más serio, denominado amaxofobia, que puede aparecer aunque tengas el mejor seguro de coche.

¿Qué es la amaxofobia?

La palabra amaxofobia proviene del griego “amaxos” (carruaje) y “phobos” (miedo terrible) y detalla el miedo irracional a conducir. Se trata de un temor permanente, la mayoría de las veces sin causa justificada, a enfrentarse a la carretera. Provoca episodios de pánico antes y durante la conducción; de hecho, en ocasiones los conductores pueden sufrir temblores, subidas de tensión e incluso pérdida de consciencia. Además, este miedo excesivo se produce sin que exista un motivo real de peligro.

Como ocurre con otras fobias, provoca la necesidad de huir de aquello que lo desata. En el caso de los conductores, quieren escapar rápidamente de la situación que les provoca ese miedo irracional.

La persona que padece este miedo irracional a conducir magnifica el peligro y minimiza su propia capacidad para enfrentarse a él. Es tal la limitación que la fobia le provoca que le condiciona hasta anularle, ya que siente un descontrol y pánico mucho más intensos de los que el peligro real significa.

Cómo saber si lo padezco

Los síntomas de la amaxofobia pueden ser diversos. Los expertos coinciden en que la aparición de sensaciones negativas antes o durante la conducción son el origen de este trauma.

Cómo hemos apuntado, entre los síntomas que sufren los pacientes aparecen agarrotamiento, ansiedad, sudores, taquicardias, vértigos, mareos, ganas de gritar, llanto, depresión y pánico.

Hay terapias que ayudan a superar la amaxofobia

Se pueden diferenciar tres bloques distintos de síntomas: cognitivos, observables y fisiológicos.

  • Síntomas cognitivos: en este bloque se incluyen los que son “internos” en la persona que los sufre: preocupación, inseguridad, temor, aprensión, pensamientos negativos, anticipación al posible peligro y dificultad para la concentración y la toma de decisiones.
  • Síntomas observables: estos son algunos de los indicios que exterioriza la persona que sufre la fobia, como nerviosismo, movimientos torpes y desorganizados o evitar conducir.
  • Síntomas fisiológicos: son aquellos que la persona manifiesta físicamente, como pulso acelerado, opresión en el pecho, sensación de ahogo, molestias en el estómago, mareos, sofocos, tensión muscular, cansancio excesivo, temblores y sudoración.

¿Qué puede causar amaxofobia?

Esta patología puede ser causada por distintos factores, pero entre las causas más comunes se incluyen las experiencias traumáticas previas (haber estado involucrado en un accidente automovilístico como conductor, pasajero o testigo puede llegar a desencadenar una amaxofobia), los ataques de pánico (las personas que han experimentado alguna vez ataques de pánico mientras conducían pueden desarrollar un miedo persistente a conducir debido al temor de que se repitan) o los trastornos de ansiedad (quienes sufren ansiedad pueden ser más propensos a desarrollar amaxofobia y esta ansiedad puede amplificar los temores relacionados con la conducción).

La falta de confianza en sus habilidades como conductor (sentirse inseguro o inexperto al volante puede llevar a una persona a evitar conducir por miedo a cometer errores o no poder manejar situaciones complicadas), la presión social (por ejemplo, si una persona ha sido constantemente criticada por su forma de conducir, puede aumentar el miedo que siente al volante), o ciertas condiciones médicas (que pueden afectar la percepción, el tiempo de reacción o la capacidad de concentrarse, o algunas medicaciones, pueden aumentar la ansiedad al conducir) son otras causas de la aparición de la amaxofobia.

Cada persona es diferente, por lo que la combinación de factores que contribuyen a la amaxofobia puede variar. En muchos casos, se requiere seguir alguna terapia cognitivo-conductual, técnicas de manejo del estrés y, a veces, incluso medicación para llegar a superar este miedo. Contar con un seguro de coche a todo riesgo puede favorecer la tranquilidad de la persona afectada, por lo que hacer con ella una comparación de seguros de coche para encontrar aquel que más le satisfaga puede ser un buen primer paso.

¿Qué ejercicios puedo hacer para superar el miedo a conducir?

La única forma de superar el miedo a conducir es enfrentándose a él. La terapia que trata la amaxofobia es la exposición sistemática al origen de la fobia, por eso es fundamental que el paciente se suba al coche y supere la ansiedad que le provoca.

Hay que tener en cuenta que el proceso es progresivo. Para poder detectarlo, en primer lugar, el paciente rellena un test para establecer si sufre amaxofobia y en ese caso, en qué grado. Uno de los tratamientos más eficaces es esta terapia de exposición, un tipo de las antes mencionadas terapias cognitivo-conductuales que se traduce en superar esa ansiedad conduciendo, lo que conlleva no solo la intervención de un psicólogo sino también de un instructor de seguridad vial.

La conducción como parte del tratamiento se efectúa de forma progresiva y siempre de manera segura y controlada. Así se reduce la asociación entre lo que genera la ansiedad y la reacción emocional negativa.

Como complemento a esta terapia, es necesario practicar a diario ejercicios de relajación (será suficiente emplear entre 30 y 60 minutos). Existen muchas técnicas que se pueden utilizar, desde mindfulness o relajación muscular de Jacobson hasta practicar yoga o someterse a sesiones de hipnosis.