¿Qué es un wallbox?
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La llegada de los coches híbridos, así como de los completamente eléctricos, ha supuesto asimismo la llegada a nuestras vidas de nuevos ruidos, o a decir verdad, de la ausencia de estos; de nuevos motores, con sus sonidos característicos, y de nuevas necesidades. Parece obvio pensar que, si nos decidimos por uno de estos vehículos, necesitaremos un punto donde poder recargarlos.
Así, la empresa Wall Box lleva fabricando estos puntos de recarga para coches eléctricos desde 2015, cuando se produjo su aparición en el mercado automovilístico, si bien se ha producido una evolución a lo largo de los años que ahora te contamos.
Esta evolución también se ha dado en el ámbito de los seguros de coche, cuyas pólizas comienzan a incorporar cláusulas que protegen específicamente el robo de los cables de recarga de estos vehículos, así como la posibilidad de que nos veamos sin poder continuar circulando por no haber podido recargar a tiempo la batería. Pero, vayamos por partes.
¿Qué es un wallbox?
Se trata, como venimos anunciando en las líneas anteriores, de un punto de recarga de un vehículo eléctrico que se instala en la pared y que permite la recarga de su batería. Es cierto que con la compra de un vehículo eléctrico ya se nos proporciona un cable de recarga de su batería, pero su conexión se prevé a un enchufe convencional, con las desventajas que supone este tipo de recarga.
Por poco inglés que sepamos podemos adivinar su forma: se trata de una caja (box) que se instala en la pared (wall). La instalación de esta caja no reviste mayor complicación, ya que con acceso a un cable de la instalación eléctrica general tendremos solucionado el problema. Otra cosa será ya el acceso de nuestra caja cargadora, nuestro wallbox, al contador de nuestra instalación eléctrica general.
Por otra parte, si nuestro punto de instalación de la wallbox va a ser nuestra plaza de garaje en un garaje comunitario, no es necesario pedir autorización a la comunidad de vecinos para su instalación, siendo suficiente con la comunicación al presidente o al administrador de la comunidad, en el caso de que seamos los propietarios de esta plaza. Si, por el contrario, se trata de una plaza de garaje en alquiler, deberemos pedir permiso al propietario de dicha plaza para la instalación, y será necesario obtener una autorización expresa por parte de este.
¿Existen diferentes tipos?
La evolución de los wallbox ha ido en paralelo a la evolución de los coches para los que prestan servicio, de manera que actualmente existen en el mercado varios tipos de wallbox que podremos instalar, y que requerirán diferentes conectores.
Respecto de los wallbox, existen los que se denominan “Plug and Charge”, -enchufar y cargar-, que en su versión básica transmiten la energía al vehículo desde el momento en que se enchufa al cargador, y que son los más habituales en el mercado, dada su efectividad y su bajo coste. Algunos permiten añadir otras funcionalidades, como el comando de activación, por el que el acceso al cargador queda bloqueado hasta su activación por la vía del comando que hayamos decidido. Otros permiten programar el momento en que vamos a cargar nuestro vehículo, pudiendo así elegir el tramo horario de menor coste, por ejemplo.
En sus modelos más avanzados, los wallbox reciben la categoría de cargadores inteligentes, y se encuentran en aquellas instalaciones de mayor complejidad. Los cargadores con control dinámico de la potencia (CDP) ajustan la cantidad de energía que se transmite al vehículo de acuerdo con la cantidad de energía que se está usando en la instalación completa en cada momento. Así, si la energía que se está consumiendo en el sitio es muy alta, el cargador transmitirá menos energía al vehículo y la carga será más lenta. Y viceversa, si la energía que se está consumiendo en general es baja, el cargador seleccionará transmitir más energía al vehículo y reducirá el tiempo de carga necesario.
Respecto de los conectores, en el modelo más sencillo de conector, que se conoce como Schuko, se trata del conector habitual de los enchufes europeos. Este tipo de cable es el que se nos entrega de serie con la mayoría de los coches eléctricos, pero dadas las características de estos enchufes, el tiempo de carga de un coche podría llegar a las 30 horas de conexión.
Así, mientras un conector Schuko proporciona un máximo de potencia de 2.8 kw, un wallbox de tipo trifásico podría alcanzar hasta los 22kw, haciendo que la carga sea así 9 veces más rápida que con un conector convencional. Efectivamente, los wallbox pueden instalarse para su funcionamiento en instalaciones monofásicas como trifásicas, reduciéndose así el tiempo de carga necesaria para nuestro vehículo.
Podemos hablar asimismo de conectores de tipo 1, conocidos como Yazaki, con cinco bornes y la posibilidad de carga rápida a 16 amperios en carga lenta o a 80 en carga rápida; los de tipo 2 o Mennekes, con siete bornes y carga a 16 amperios o a 63, de origen alemán; de tipo 3 o Scame, de hasta 32 amperios, no muy extendido; de tipo 4 o ChadeMo, que con sus diez bornes soporta hasta los 200 amperios de intensidad de carga, resultando por tanto ideal para las cargas rápidas; y finalmente, el tipo Combo 2 o CSS, muy extendido en Europa y Estados Unidos, que permite a través de sus cinco bornes tanto carga rápida como lenta.
¿Y el seguro cubre todo esto?
Como decíamos al principio del artículo, los seguros de coche han ido evolucionando a medida que los vehículos eléctricos ganaban presencia en el mercado, ajustando su oferta, aunque algo tímidamente, a las necesidades propias de esta tipología de vehículos.
Así, numerosas compañías aseguradoras empezaron ofreciendo la cobertura de asistencia en el caso de que se descargara la batería del vehículo sin haber podido acceder a un punto de carga, así como la cobertura del robo del cable de carga del vehículo.