¿Estoy enfermo, puedo contratar un seguro médico privado?

¿Estoy enfermo, puedo contratar un seguro médico privado? Vida Saludable

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Calcula tu seguro de salud

Esta es una pregunta bastante recurrente a la hora de contratar un seguro, y una de las razones por las que aún hay mucha gente que no tiene un seguro de salud, entre otras. Que te hagan una póliza de salud depende de las enfermedades previas que hayas tenido, las hayas superado o las estés sufriendo aún.  

Tener un seguro médico privado es algo que, desde hace años, se ha normalizado entre la población española y es algo que se considera muy importante. Cada vez son más las personas que contratan uno para cuidar de su salud y la de su familia.

Lo que mucha gente no sabe es cuándo -y en qué condiciones- se puede contratar un seguro y cuándo no es posible; y es que cuando vas a informarte para hacerte un seguro de salud, se tienen en cuenta varias cosas. Debemos tener claro que se tendrán en consideración las posibles enfermedades o patologías preexistentes (las que ya tenemos desde antes de ir a contratar el seguro). Saber cuáles son, si ya te has curado, si tienen carácter crónico, si tienen posibilidad de cura, si esta es fácil o complicada… es lo que definirá en muchas ocasiones que la compañía de seguros nos acepte como clientes, qué tipo de condiciones tendremos que firmar en la póliza o que una vez firmada y tras haberla estudiado, nos la puedan acabar rechazando.  Utilizar un comparador de seguros de salud como el de El Corte Inglés o hablar con alguno de nuestros asesores puede ser muy útil antes de contratar una póliza. 

Lo normal es que los seguros de salud no contemplen cubrir estas enfermedades preexistentes y suele ser la razón primordial por la que denieguen hacernos una póliza. Pero ya hay aseguradoras que incluyen específicamente productos para enfermedades importantes o graves y van adecuando sus propuestas de seguros o complementos.

Así que si te preguntas si puedes contratar un seguro de gastos médicos si estás enfermo, sigue leyendo.

Seguros médicos y preexistencias

Para una aseguradora que ofrezca seguros de salud, una preexistencia significa cualquier enfermedad que “traigas contigo”, es decir, aquellas patologías, dolencias o discapacidades previamente adquiridas a contratar el nuevo seguro. En principio, esta característica tiene que haber sido diagnosticada por un facultativo y debe ser ya conocida por haber presentado síntomas o haber generado gastos médicos anteriores. Además, otra peculiaridad es que esos síntomas pueden volver a producirse en cualquier plazo de tiempo, aunque en el momento de contratar no se estén manifestando.

Evidentemente, hay casos en los que la enfermedad puede existir, pero no ha “dado la cara”, por lo que el futuro asegurado es desconocedor de que la tiene, porque no ha sufrido síntomas ni ha tenido la sospecha de que algo pueda estar pasando. 

Puede que te estés planteando no manifestarlo cuando vayas a hacerte el nuevo seguro, pero si la compañía lo descubre, puede aumentar la prima de tu póliza o directamente cancelarla. Si esto no sale a la luz al contratar, pero conscientemente no has revelado cuál es tu situación real y en el primer año necesitas un tratamiento para tu dolencia, la aseguradora puede exigirte un reconocimiento, por el que uno de sus médicos emita un dictamen. Si en este acto aparece el hecho que intentas omitir, puede que te apliquen una cláusula por la que excluyan cualquier tratamiento asociado a esta patología y tengas que hacerte cargo directamente de los gastos ocasionados por esta enfermedad. También puede pasar que una vez transcurrido el primer año, cuando te toque renovar la póliza, denieguen esa renovación. Otra situación que podría darse es que directamente te anulen la póliza, ya que están autorizados a hacerlo si estiman que has mentido. 

Cuando queremos contratar un nuevo seguro de salud, todas las compañías nos solicitan cumplimentar un formulario en el que tenemos que señalar si tenemos o hemos tenido alguna enfermedad, alguna lesión, o hemos sido intervenidos quirúrgicamente con anterioridad. De este modo, pueden calcular los riesgos que asumen al asegurar a ese cliente y así resolver si aseguran o no, si excluyen coberturas, si suben la prima, si habría que firmar alguna cláusula adicional… En caso de que decidieran proceder con la póliza, podrían pedir que se completase con productos para enfermedades graves o específicos para estas características.

Una vez superado el trámite de contratar esta nueva póliza, resulta que hay enfermedades que pueden motivar que te den de baja en el seguro; el caso es que cuando no hay síntomas que te hagan pensar que algo no funciona bien, evidentemente la patología pasa desapercibida, en primer lugar, para quien la padece. En otros casos, has pasado por un proceso patológico, pero lo has superado: dependiendo de qué se tratase, puedes ser considerado como tomador de riesgo y tener dificultades para que te aseguren.

Algunas de esas enfermedades

Las enfermedades que suponen más problemas para la contratación de un nuevo seguro de salud son entre otras, las genéticas, las que tienen que ver con el sistema endocrino (diabetes), las oftalmológicas como una retinitis o un glaucoma, el VIH, neurológicas como la demencia, paraplejias, epilepsias que no se pueden controlar con medicación, atrofia muscular, enfermedades congénitas, cerebrovasculares o secuelas neurológicas tras un traumatismo; de la especialidad de otorrinolaringología, el vértigo, otitis crónicas o sordera; oncológicas como tumores en fase aún de recuperación, es decir, ya han sido tratados pero se está aún dentro de los cinco años posteriores al último tratamiento terapéutico recibido. Cualquier trasplante que hayas sufrido, será también objeto de observación: pulmonar, cardíaco, hepático, pulmonar… 

Las enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, aneurismas, cardiopatías, arritmias de tipo crónico, si tienen que ponerte un marcapasos… también se incluyen en la lista de preexistencias de las compañías, que continúa con patologías osteoarticulares del tipo de malformaciones congénitas, osteopatías degenerativas o ciertas enfermedades de la columna; dentro de las psiquiátricas, la bulimia o anorexia, el autismo, psicosis o neurosis graves, depresiones o adicciones; las urinarias como las que necesitan diálisis, las digestivas como pancreatitis o hepatitis crónicas, cirrosis, enfermedades inflamatorias del intestino; las enfermedades hematológicas como leucemia o linfomas, o las del sistema respiratorio como el asma, hipertensión o fibrosis pulmonar, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), están en el punto de mira de las aseguradoras cuando un nuevo tomador acude a ellos para contratar un seguro de salud. 

En cualquier caso, siempre es buen momento para consultar qué compañías podrían asegurarnos y de qué forma, para estar cubiertos ante un gran número de supuestos. ¡Habla con nosotros!