¿Necesito una pcr para viajar?
Como todos los años llegando estas fechas, la mayor parte de nosotros ya estamos pensando en dónde pasar las vacaciones, ya sea en el extranjero o dentro de nuestras propias fronteras. Si de manera habitual ya resulta complicado encontrar alojamientos disponibles en los sitios más turísticos, se añade una dificultad propia de la pandemia que tiene que ver con las restricciones en los desplazamientos.
En estos tiempos difíciles, en los que muchos trabajadores del sector turístico siguen en ERTE, disponemos de menos cantidad de hoteles abiertos o funcionando a pleno rendimiento, y de menos posibilidades de ocio ya que la mayoría de estos espacios han visto reducido su aforo.
Una de nuestras armas para luchar contra la pandemia son las PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), que consiste en una prueba diagnóstica que identifica con la máxima fiabilidad la presencia del virus en nuestro organismo, ya que amplifica nuestro ADN para detectar genes específicos del virus que estemos tratando de diagnosticar. Esta prueba concreta consiste en la extracción de mucosa (generalmente a través de las fosas nasales) con un hisopo. Una vez extraída, la muestra será enviada a un laboratorio clínico donde se calentará hasta alcanzar prácticamente los 100ºC, separándose así las dos cadenas de ADN que le dan su forma helicoidal, y pudiendo de esta forma añadir a la muestra un cebador específico para el coronavirus causante de la COVID-19. A continuación se enfriará la muestra para que puedan unirse el cebador y la cadena de ADN de la muestra que está en estudio, y se pondrá en funcionamiento una enzima que duplica el ADN llamada ADN-Polimerasa. Cada duplicación de esta cadena de ADN se considerará un ciclo, y se seguirán realizando hasta encontrar la existencia del virus o llegando a un número de ciclos entre 37 y 40, en los que el diagnóstico de la prueba será negativo. De esta información podemos extraer que cuantos menos ciclos obtengamos en la PCR, esta dará un resultado positivo y se considerará que tenemos mayor carga vírica, y en caso contrario, cuantos más ciclos obtengamos (por ejemplo 35 ciclos), menos carga vírica tendremos, llegando incluso a ser considerados como no infectivos.
Tras resumir en qué consiste una PCR podemos ver la importancia que tiene, sobre todo a la hora de viajar. A través de esta prueba podemos determinar si un desplazamiento es seguro, ya que nos revela si somos portadores del virus, aunque seamos asintomáticos, y nos da la seguridad de pasar las vacaciones en un lugar donde se toman las precauciones necesarias para contener la pandemia.
De manera habitual, los desplazamientos que hagamos en el ámbito nacional en nuestro transporte privado no requerirán la realización de PCR, ya que los alojamientos no suelen exigirla, pero cuando hemos de tomar un transporte (ya sea privado o público) en el que compartamos espacio con más gente durante un largo periodo de tiempo (tren, avión, cruceros, etc.), se nos podrá exigir la presentación de una PCR negativa realizada en un periodo breve de tiempo anterior al viaje (por ejemplo con 72 horas de antelación). Los viajes a las islas (baleares o canarias) también han estado regulados exigiendo la PCR durante la pandemia.
Cuando el viaje se excede de los límites de nuestras fronteras, se pide de manera obligatoria la presentación de una PCR según el país de destino, denegando incluso el acceso a los vuelos a aquellos pasajeros que no la presenten si son requeridos a ello. Cuando la incidencia del virus del país desde el que viajamos es bastante elevada, los países de destino pueden obligarnos a guardar un periodo de cuarentena que puede ir desde los 7 a 15 días, según el país. De hecho, algunos tienen un “semáforo-covid” para alertar a sus ciudadanos del riesgo del país al que viajan, e incluso prohibir los desplazamientos en caso de riesgo extremo.
No solo los viajes se ven afectados por la realización de esta prueba, también en otro tipo de eventos se ha requerido esta prueba a lo largo de la pandemia; por ejemplo, al reabrir los estadios de fútbol, para los primeros partidos se ha pedido como requisito para acceder al evento una prueba de PCR negativa.
Estas pruebas PCR suelen tardar entre 48 y 72h, pudiendo realizarse en laboratorios privados. A la hora de viajar, deberemos tener en cuenta si vamos a tener que presentar una prueba PCR y pedir cita con tiempo en un laboratorio para cuadrar la obtención de los resultados con el margen de tiempo necesario para presentar la prueba al comienzo del viaje. El precio de esta prueba suele encontrarse entre sesenta y ochenta euros en los laboratorios privados, alcanzando incluso mayor precio en laboratorios que trabajan con mayor rapidez en casos de urgencia. No siempre tiene coste para el ciudadano la realización de esta prueba, ya que el sistema de salud la realiza de manera gratuita cuando está justificada por el contacto estrecho con una persona positiva por covid.
En lo relativo a los seguros, cuando pensamos en viajar y más aún en las circunstancias actuales, sería conveniente hacerse con un buen seguro de viaje, ya que estaremos más tranquilos y podremos disfrutar de nuestras vacaciones con menos preocupaciones. Este seguro se puede suscribir tanto para el ámbito nacional como para el internacional, quedando cubiertos (en función del tipo de póliza y de las garantías contratadas) ante imprevistos como la pérdida de vuelos o escalas, pérdida de maletas, problemas médicos en el extranjero.
Otro seguro a tener en cuenta, no solo a la hora de viajar, si no también para poder estar más tranquilos a lo largo de esta pandemia es el seguro de vida, que nos permitirá dejar en una buena situación económica a nuestros seres queridos, en caso de caer gravemente enfermos (por ejemplo, por culpa del covid) o incluso de fallecer (también en función del tipo de póliza y coberturas contratadas). Aunque pensemos que esto último no nos puede suceder, debemos ser previsores y tener presente que, aunque sea una posibilidad remota, en una pandemia mundial esto puede suceder y cambiar por completo una situación familiar (si, por ejemplo, quien fallece es la persona que obtenía los ingresos familiares).