Alergia nerviosa, ¿qué es?
En este artículo podrás informarte acerca de
Quién más, quién menos, todos conocemos alguien que es alérgico o muy alérgico. Y quizás seamos nosotros mismos los que lidiemos, en mayor o menor medida, con esta dolencia todos los días o muchos de ellos a lo largo del año. Sus manifestaciones son frecuentes, aunque no se dan todas ni las mismas en todas las personas que la padecen.
El origen de la palabra alergia proviene del griego, de la unión de dos de sus vocablos. “A elós” significa distinto y “ergon” se refiere al movimiento, por lo que podríamos decir que la palabra alergia se acerca a un movimiento distinto a lo normal. Aunque muchos no lo supiéramos, podemos sufrirla por exceso o defecto de este movimiento del que hablamos.
Lo que parece claro es que nos lleva a un estado hipersensible que provocan varios y diversos factores y que ataca tanto al plano físico como al emocional.
Físicamente, nos vemos afectados a nivel cutáneo, presentando una piel visiblemente reactiva, digestivo y/o respiratorio.
Parece que esta hiperreactividad es de nuestro sistema inmune, y es que algunas sustancias de nuestro sistema de defensa aparecen en cantidades muy abundantes, además de presentar gran actividad, en los tejidos que reaccionan de la forma que conocemos como alérgica. A su vez, en el cuerpo de los alérgicos la cantidad de histamina fabricada también es excesiva, debido a esta gran actividad de su sistema inmune.
En resumen, es nuestro sistema inmune precisamente, quien intentando protegernos de estos organismos que nos provocan sensibilidad -los alérgenos-, provoca esta reacción desmedida intentando eliminarlos o protegernos de ellos y se manifiesta de las maneras que más arriba avanzamos. Pero en el caso de la alergia nerviosa no hay agente que desencadene esta híper reacción, por lo que se piensa que los nervios, la tensión, el estrés o la ansiedad son los que provocan la respuesta de nuestro sistema inmunológico, que mostrará sus síntomas más evidentes en los momentos de tensión más alta, cuando nuestras defensas sufren una caída y nuestro sistema nervioso reacciona de maneras distintas, siendo una de sus muestras esta dermatitis tan molesta (ronchas por estrés) y que cada vez incomoda más porque nos ponemos más nerviosos. Un círculo vicioso.
Lo que es indudable es que contar con un buen seguro médico nos ahorrará tiempo y dinero porque tendremos que visitar la consulta del alergólogo en más de una ocasión…
En qué consiste la alergia nerviosa
Situaciones como perder a un ser querido, sentir mucha presión laboral o problemas de cualquier índole, por ejemplo, pueden desencadenar un estado de estrés en las personas que nos afecta más de lo que pensamos, sobre todo cuando se mantiene en el tiempo con cierta intensidad. Esta ansiedad genera toda una sintomatología que a veces se asocia a otros motivos, aunque no tengamos evidencias que justifiquen estos últimos.
De esta forma aparecen patologías de origen psicosomático, desencadenadas por nuestro estado emocional y que no se localizan con pruebas rutinarias en muchas ocasiones. Está claro que esta situación puede afectar en mayor o menor medida nuestro bienestar y lo que entendemos por calidad de vida.
Y es que parece que una crisis en las emociones es capaz de producir que los neurotransmisores cerebrales no funcionen correctamente, ocasionando descargas de adrenalina que nos afecten fisiológicamente y, por ende, se manifiesten estos síntomas de alergia.
Uno de los más comunes es la alergia nerviosa, dermatitis nerviosa o neurodermatitis, que desencadena una reacción causando alergia cutánea. Sus síntomas más evidentes son picazón, ardor, enrojecimiento, hinchazón o irritación.
Un seguro de salud que incluya la especialidad de alergología puede ser de gran ayuda
Algunos psicoanalistas han indicado que una reacción de este tipo, con un fondo nervioso, podría terminar en un shock anafiláctico en casos graves. Este tipo de reacciones afectan a la totalidad de nuestro organismo y sus consecuencias son muy importantes, pudiendo llevarnos a la muerte si no se trata a tiempo.
Aunque detectarlo no es fácil, el especialista puede llegar a sospechar de su existencia si no se hallan causas físicas que lo provoquen, tras realizar pruebas y exámenes al paciente, sobre todo si este se encuentra atravesando un momento emocionalmente complicado. Encontrar un buen médico de esta especialidad, que valore todo lo que el paciente expone como un todo, es fundamental si sospechamos que podemos estar sufriendo este tipo de alergia. Por eso te recomendamos que antes de concertar una cita sin pensar, estudies con atención alguna comparativa de seguros de salud que pueda ayudarte en este aspecto.
Algunos síntomas de la alergia nerviosa
Cierto es que al no haber alérgenos que hacen que comience este estado eruptivo, las pruebas convencionales podrían no arrojar resultados satisfactorios. Por eso es tan complicado diagnosticar correctamente esta dolencia, que se acompaña de marcados cuadros emocionales.
Entre los síntomas que pueden hacernos sospechar que padecemos esta dolencia, encontramos:
- Manchas en la piel que provocan picor, semejantes a picaduras.
- Textura anómala de la piel, con aspecto escamoso.
- Manchas ásperas que pueden presentar elevación, usualmente de color rojizo o de un tono más oscuro que el de nuestra piel.
- Se presenta generalmente en piernas, corvas, codos, cuello o manos.
- Es frecuente sentir mayor comezón en los periodos nocturnos.
Cómo tratar la alergia nerviosa
Hay dos vertientes que son importantes de atacar en estos casos: uno, la administración de medicación que trate las lesiones cutáneas y en los casos más graves, actuar para bajar el nivel de nerviosismo; en segundo lugar, es muy importante cambiar los hábitos y rutinas de vida que nos enseñen a manejar la tensión que sentimos de manera correcta. De este modo, se minimizará la aparición de episodios de este tipo.
Es importante intentar no rascarse compulsivamente ya que podríamos empeorar las lesiones
Hay que destacar la importancia de intentar no rascarse compulsivamente porque podríamos empeorar las lesiones e incluso que se infectaran.
Generalmente, se recomienda como tratamiento utilizar cremas o ungüentos con corticoide que reducirán el picor y así sentiremos alivio, y en ocasiones, pueden prescribir medicación que reduzca la ansiedad o derivar al paciente a un gabinete psicológico que le ayude a sobrellevar el estrés de una manera adecuada, con lo que, de conseguirlo, deberían remitir los síntomas de alergia nerviosa.