¿El seguro cubre el espejo retrovisor?

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El incremento del tráfico en las grandes ciudades, la dificultad para estacionar en callejuelas estrechas o en aparcamientos de pago y especialmente, el vandalismo de forma totalmente intencionada que últimamente está creciendo exponencialmente en algunas zonas, así como esos conductores que causan siniestros y que después “se dan a la fuga”, son algunas de las causas principales de la mayoría de los percances que sufrimos en nuestro día a día al volante.

Los espejos retrovisores, si nos centramos en la parte exterior de nuestro coche, son los elementos que con más facilidad pueden sufrir roturas, obviamente por su ubicación: las columnas de los garajes, las paredes de los edificios, los peatones que cruzan entre coches aparcados, motos o bicis que zigzaguean entre los coches atascados, los niños jugando con un balón, etc., son claros ejemplos de por qué podemos encontrarnos nuestro espejo retrovisor roto, ya sea en su unión con la puerta lateral, en la carcasa o el propio espejo. 

Por sus características podríamos pensar que si nuestro seguro de coche incluye la cobertura de lunas, estos elementos tendrían que estar cubiertos pero realmente no es así. La cobertura de lunas en seguros a terceros o terceros ampliados solamente se refiere, por regla general, a la luneta delantera, la trasera y las laterales, es decir, las ventanillas del vehículo. Por lo que los espejos retrovisores exteriores o interior están excluidos en la gran mayoría de las pólizas que cuentan con la cobertura de lunas.

¿Cuándo están cubiertos los espejos retrovisores?

La respuesta es clara: en los seguros que cubren los daños propios, teniendo en cuenta que si tenemos una franquicia, dependiendo del coste de la reparación, puede que sólo nos paguen una parte de él (del espejo). Si por ejemplo, tienes un seguro a todo riesgo con franquicia de 150 euros y la factura por la reparación de tu espejo asciende a 700 euros (sí, son más caros de lo que piensas), tu aseguradora abonará 550 y tú los 150 euros de la franquicia. Si se diera el caso de que tu franquicia es de las más altas, y la reparación de tu espejo no requiere pedir una pieza nueva completa, sino que se puede arreglar fácilmente y por menos, puede que no te compense dar ese parte al seguro y sea mejor repararlo por tu cuenta, ya que el pago de la franquicia podría ser prácticamente igual o incluso superior al importe de la reparación, de manera que tampoco te saldría a cuenta.

Te recomendamos que compruebes entre las compañías que ponemos a tu disposición si puedes contratarlo aparte en un seguro a terceros o incluso contratar un seguro todo riesgo por un módico incremento en la prima de seguro, ya que este tipo de percances son mucho más frecuentes de lo que pensamos y pueden provocar un pequeño descalabro en nuestra economía. Hay que tener en cuenta que los coches incluyen cada vez más electrónica en su fabricación, lo que atañe también a los espejos retrovisores: los hay abatibles eléctricamente, calefactables, que dan aviso si se aproxima otro coche por tu lateral evitando así los puntos ciegos, entre otras funciones y aunque esas ayudas nos facilitan enormemente la conducción, también hacen que el precio de las reparaciones sea más elevado.

Si nuestro espejo retrovisor se rompe durante un siniestro en el que no somos responsables, la compañía del conductor que ha causado el accidente, por regla general, se hará cargo en este caso de su reparación.

También debemos incluir en nuestra información el espejo retrovisor interior que, si bien es mucho más difícil que sufra un percance, no está exento de ello. ¿Qué ocurre si sufrimos la rotura del parabrisas delantero, incluyendo en ello el espejo retrovisor? En caso de que no haya otro vehículo implicado y tengamos el seguro a terceros sin estas coberturas adicionales, tendremos que costear el importe de ambas reparaciones. Solamente en los seguros que incluyen los daños propios (todo riesgo) se hará cargo nuestra aseguradora.

Está claro que encontrar nuestro retrovisor roto, bien por causa ajena o por culpa nuestra al tropezar con un poco más de fuerza de lo debido contra algún elemento es algo que nos irrita bastante, pero ahora ya tenemos claro cuándo podremos presentar un parte a la compañía aseguradora. Para saber quién se va a hacer cargo de la reparación y de su coste, lo más importante son las circunstancias del siniestro, es decir, todo va a depender de quién lo rompió y cómo se produjo el percance. Recuerda que podemos evitar tener que enfrentarnos a estos momentos engorrosos, en los que los elementos a reparar pueden incluir tanto parte mecánica o electrónica como chapa y pintura, con lo que su reparación se puede prolongar en el tiempo y causarnos la molestia de tener que quedarnos sin coche unos días. Comprueba que tienes esta cobertura y de paso, si tu seguro de coche te ofrece un coche de sustitución mientras el tuyo está reparándose. De esta manera, puedes dar un plus, no solo a tu seguro, sino a tu tranquilidad.