¿Qué factores pueden provocar fatiga en un conductor?
En este artículo podrás informarte acerca de
Un buen número de los accidentes que se registran cada año en nuestras carreteras tienen que ver con estados en los que el conductor no se encontraba ni mucho menos al 100% de sus capacidades. La DGT calcula que, alrededor de un cuarto de los siniestros que se producen, tienen que ver con factores como la fatiga, aunque otros investigadores aumentan este dato hasta un porcentaje del 40%.
Las compañías de seguros de coche manejan, también, análisis como los que hemos indicado en el párrafo anterior, pero por parte de algunas podemos ver cómo informan al conductor de a qué síntomas debe prestar atención para evitar llegar a un estado de fatiga que pueda poner en peligro su conducción.
Aunque la fatiga se produce por el conjunto de un número de factores, hemos querido agruparlos en tres: los que afectan directamente al conductor, los que son consecuencia del estado de la vía por la que circulamos, y los que son consecuencia del vehículo que usamos en nuestro desplazamiento.
Factores que debe evitar el conductor
Quizá suene a obviedad, pero la falta del descanso adecuado antes de iniciar un viaje es un factor determinante a la hora de sentirnos fatigados. La recomendación que encontramos es la de dormir entre 7 y 8 horas, en las que el descanso haya sido “efectivo”, es decir, que hayamos podido descansar de verdad. También se desaconseja salir de viaje tras una jornada de trabajo, ya que la fatiga no es solo corporal, sino también de tipo mental.
Una vez iniciado el viaje, es importante darse cuenta de que se trata de un viaje largo, para el que no hay una hora a la que llegar, ni un tiempo límite de trayecto con el que haya que cumplir. Las paradas que la DGT recomienda se encuentran al haber recorrido entre 150 y 200 kilómetros, o haber cumplido con un máximo de conducción de dos horas. Pasado este tiempo, es hora de hacer una parada, o de cambiar de conductor.
Si decidimos que es buena hora para parar y comer, nunca se debe tomar una comida copiosa, ya que aparecerá el sueño típico de la digestión, y por supuesto, queda prohibido completamente el alcohol; aunque en un principio pueda parecernos que “entona”, lo cierto es que termina produciendo sueño. Refrescarse, caminar diez minutos, quizá incluso si es necesario echar una cabezadita, todas son opciones mucho más indicadas a la hora de volver a coger el coche tras la parada.
Atención también si nos encontramos en la necesidad de tomar algún medicamento, ya que muchos de ellos producen también estados cercanos a la somnolencia que finalmente se traducen en pérdida de atención y falta de reflejos.
La vía por la que circulamos
Los estados anormales de la vía por la que circulamos van a requerir mayor atención por parte del conductor, y esta mayor atención sostenida en el tiempo puede producir fatiga. Asimismo, si estamos conduciendo en medio de una alta densidad de tráfico, estamos obligados a mantener nuestros sentidos lo más alerta posible, situación que también nos fatiga si se prolonga.
Pero cuidado también al extremo contrario, ya que una vía completamente vacía nos puede llevar a sentirnos aburridos, e incluso somnolientos. Es el momento de entablar una conversación con nuestro copiloto, que no nos despiste demasiado, pero que nos mantenga en estado de actividad. Algo de música también puede ayudar.
Respecto de la vía, debe tenerse en cuenta también su estado, ya que una vía con mucho bache o poca iluminación va a requerir de un aporte extra de atención, que a su vez puede producir cansancio. Si a esto añadimos algún factor meteorológico adverso, como una lluvia persistente, o la coincidencia con los momentos del amanecer o de la puesta de sol, estamos poco a poco sumando ingredientes a nuestra receta de cansancio.
El coche que conducimos
Actualmente cualquier coche puede alcanzar valores térmicos en su interior que son demasiado altos para la conducción. En efecto, el calor dentro del coche puede producir somnolencia, incluso puede alterar el estado del conductor y provocar irritación, por lo que mantener nuestro habitáculo ventilado es importante.
Para evitar una iluminación insuficiente de la vía, o demasiadas vibraciones que puedan proceder de un mal estado de nuestros amortiguadores, es importante revisar nuestro coche especialmente antes de un viaje largo. Y revisa también tu posición al volante, ya que una mala postura, una inclinación excesiva o un esfuerzo mantenido durante un viaje se puede traducir en un estado de cansancio adicional.
Ahora, las soluciones
Por suerte, no es difícil detectar posibles síntomas de que vamos sintiendo este estado de fatiga; en caso de ser el conductor, hay que aceptar que todos nos cansamos y que es posible que aunque queramos seguir, es momento de hacer una parada, o de dejar al segundo conductor tomar las riendas. Y si viajamos como copiloto o como pasajero, podemos solicitar sutilmente esta parada. ¿Nadie más quiere ir al baño?
En ocasiones, se producen cambios de posición frecuentes en el asiento, necesidad de hacer algún estiramiento de brazos o piernas, o nos restregamos los ojos de forma mucho más habitual. En otras ocasiones, los cambios son más sutiles, como ansiedad que desemboca en irritabilidad o agresividad. Todos estos síntomas, que pueden ser detectados en uno mismo, o por los demás, son indicadores claros de que es el mejor momento para hacer una parada.